Ayer estaba paseando a Milo, mi perro, un beagle.
Estabamos frente a un árbol que él estaba olfateando, de la nada se acercó una muchacha a acariciarlo…
Milo comenzó a tirar de la correa con fuerza, se le pararon los pelos del lomo y empezó a ladrar con energía…
la chica se aterrorizó, soltó un alarido y pegó un salto hacia atrás.
En seguida me dijo que ella tenía una perrita que también era un beagle y que ese comportamiento era normal, que es un tema de la raza.
A medida que me hablaba Milo mantenía sus ladridos y la tensión en la correa pero empezó a mover la cola,
Era raro por un lado ladraba, por temor, pero por otro movía la cola para hacerse amigo…
Para ser sincero nunca le enseñé a socializar, no tengo idea como se hace.
Pero… recuerdo haber visto a Cesar Millán, el que adiestra perros, diciendo que cuando no conoces a un perro debes ignorarlo.
Nunca, jamás, por ningún motivo, intentes acariciar a un perro que no conoces porque para ellos también eres un desconocido y puede representar una amenaza.
Eso era lo que explicaba, y eso era lo que para Milo simbolizó esa chica cuando quiso acariciarlo… una amenaza
Finalmente nos saludó y siguió su camino, era una chica muy simpática.
Por nuestra parte hicimos lo mismo, saludamos y seguimos nuestro camino.
Algo que me dió gracia de la charla es que atribuyó ese comportamiento a la raza…
me dió gracia porque todos atribuimos el comportamiento al perro y nos quitamos la responsabilidad de no haberle enseñado a socializar.
Sé que debería haberle enseñado, no lo hice, no sé como hacerlo. Es una excusa pobre, lo sé, pero al menos admito que es mi error no el de Milo.
La verdad es que todo ser vivo se pone a la defensiva ante desconocidos, es un mecanismo natural de supervivencia.
Los desconocidos representan un peligro potencial.
Las excepciones son aquellos que aprendieron a socializar… que son muy pocos, lamentablemente.
Resulta que los seres humanos también somos seres vivos y por eso también nos ponemos a la defensiva con los desconocidos…
representan un peligro potencial.
Son muy pocas las personas que aprendieron a socializar con desconocidos… muy pocas.
Y aunque creemos ser encantadores la realidad es que no lo somos, porque nadie nos enseñó a serlo.
Crees que con tu charla le caes bien a la gente que no te conoce… pero no, ni bien ni mal… cuando tienes suerte. Hay muchos estudios al respecto y por lo general dejamos una mala impresión.
Tinder va de desconocidos conociendo desconocidos… y por eso…
tantas charlas sin respuesta, tantas charlas que mueren por más que nos gustaría seguir charlando con esa persona y tantas citas en las que terminamos bloqueados en Wapp.
Es algo que me costó entender, en su momento pensé que simplemente no les gustaba a las chicas con las que hacía Match…
pero no era eso, era que ni ellas ni yo sabíamos como socializar con extraños.
Fue algo que aprendí por las malos y el camino largo. Eso si, cuando aprendí la lección…. los resultados en Tinder cambiaron por completo.
Pero fue duro el proceso, el aprendizaje… por suerte tu no tienes que pasar por lo mismo.
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Lea
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